sábado, 9 de diciembre de 2017

DANIEL DE CULLA-ESPAÑA




DE ESO ULTIMO QUE ME HABLAS VA PARA RATO

            Como quien saca un pitillo y lo prende con su antiguo encendedor de mecha, miraba yo pasar por delante de mi ventana toda esa cantidad de gente, con su traza, trabajo y diligencia  que, en lugar de acertar y ganar, salen con daño y pérdida en su vida diaria.
            Me fijé ben, y noté que nadie llevaba un libro bajo el brazo. Aunque la gran mayoría  eran seres espiritados y escuálidos; otros hermosotes en carnes; todos, de magro rostro, mostraban ninguna cultura, pues tan sólo se les veía callados y serviciales, como esclavizados en su propio engorro.
            La luz de una farola abrasaba las alas de un moscardón, que no se quemaba, pues iba revoloteando desde la farola al cercano roble cuyas ramas daban a mi habitación de arriba, llena de cálida y riente claridad.
            Justo ahora, junto a mi ventana, se para una pareja de jóvenes de unos veintitantos años, de aspecto agradable. Él le decía a ella:
-Yo me avengo a todo. En habiendo pan, jamón, vino, queso y sexo.
            Ella le respondía, acompañada de una agradable sonrisa:
-De eso último que me hablas va para rato, pues me das más humo que luz. Y es mejor que te vayas buscando otro trabajo.